viernes, 22 de agosto de 2008

El tren que llega es el mismo tren de partida



Habiamos jurado no separarnos nunca, pero el destino sin rencor, me despidió de sus brazos, me echo como un perro, en la indesición de la soledad y el deseo.
Hicimos un trato, creer en la esperanza de durar para siempre y morir de viejos en un lugar lejano y sin preocupaciones.
Casi todas las historias de amor, son idealizadas, la mia no podía ser la excepción, asi que mi ideal fue compartir la misma ruta, para darme cuenta que mi destino no era el mismo de ella.

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